Sin duda José Cabrera Díaz es una de las figuras más importante en la historia de Canarias, su importancia en el asociacionismo obrero, en la educación de los jóvenes, en la igualdad, en el periodismo, en la cultural… le hace merecedor de todos los homenajes que le brindemos, estos días en los que se conmemora la constitución de la Asociación Obrera de Canarias el 5 de agosto de 1900 y su fallecimiento el 6 de agosto de 1939
Como
director del periódico “El Obrero” tuvo que aguantar bastantes embestidas del
caciquismo imperante en Canarias en aquellos momentos.
En
la noche del sábado 13 de octubre de 1900, el mismo día en el que había sido
publicado el numero 6 de “El Obrero”, José Cabrera es informado de que el
inspector de vigilancia estaba buscando su paradero para proceder a su
detención, inmediatamente se acerca a la comandancia de la Guardia Civil siendo
detenido y entregado al juzgado de instrucción, al día siguiente en el establecimiento
donde se imprime “El Obrero” son requisados los originales de los artículos “Militares
y Paisanos, Nuestra Protesta” y “Grito de Combate”, estos 2 artículos
constituían una protesta a los sucesos acecidos en Las Palmas de Gran Canaria en
los cuales varios oficiales del ejército tomaron por las armas la sede el periódico
“El Telégrafo” la agresión fue repelida por los paisanos que se encontraban en
la zona produciéndose algunos heridos, este fue uno de los muchos encontronazos
entre militares y paisanos aquellos años, hay que considerar la frustración de
los oficiales de aquellos años, muchos habían sido destinados a Canarias tras
la derrota de la guerra de independencia de Cuba.
Como homenaje a José Cabrera Díaz reproduzco algunos
fragmentos del artículo que le costó varios meses de cárcel:
“Militares
fueron los que nos tuvieron durante la última guerra hispano-yankce en
constante intranquilidad, citándose y comentándose diariamente los abusivos
actos realizados por oficiales en estas islas y que quedaron impunes, porque a
sufridos y prudentes no nos aventaja nadie; militares son también los que,
desde los más populares periódicos de Madrid insultan a nuestro archipiélago,
suponiéndole instintos que no alienta y afecciones que no alberga; militares
han sido los que han indignado en distintas ocasiones a nuestro pueblo en estos
últimos meses con actos escandalosos; militar es el que en pleno paseo en la
alameda de la Libertad insulta a nuestros paisanos, se desvergüenza delante de
honradas mujeres, y más tarde se atemoriza y demanda socorro a gritos cuando se
trata de exigírseles explicaciones militares son, por último, los que en estos
días en Las Palmas han llegado a hacer derramar la sangre de inocentes como el teniente
Cortés y el jardinero de la Alameda.
Nosotros
deploramos lo sucedido en Las Palmas, sabemos que las poesías objeto de tales abusos
no encierran ofensa, aunque son en verdad imprudentes, pero ni lo uno ni lo
otro nos puede impedir que protestemos de tales hechos y que esperemos en que la
rectitud del digno Capitán General inspirará las resoluciones que se tomen
sobre tan lamentables y sangrientos sucesos.”